El árbol se mecía, y yo mirando.
Hoja a hoja caían, como la vida mía.
Suspiros de vida en cada movimieto tenía.
Vigilantes silenciosos,
que invitan a trepar,
acunando nuestros pasos,
como si fuese mamá.
Inmóviles, pasivos,
los veían al andar.
ciegos nosotros que no vimos su rogar.
Generaciones han visto pasar.
Uno a uno sombra dió.
Cuantos juegos presenció.
Cada hoja lleva una sonrisa,
un juego, una vida.
Testigos pacientes del tiempo,
vigilantes de una época inocente.
El tiempo también paso por tus ramas,
pero no perdirte las ganas,
y sigues ahi vigilante,
de cualquier andante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario