lunes, 8 de febrero de 2010

Una taza de café


Tus ojos de miel, llamaron mi atención,
un dejo de tristeza reflejaba tu corazón.
Limpiar tu alma y curar el dolor fue mi misión.
fragué un muro, para contener mi pasión,
y con tu dulzura encantaste mi corazón.

Tu silueta me cobijo, tu candor me remeció.
Tu voz nunca me abandonó.
La tibieza de tus manos,
tocar quisiera yo.
Leer lo códigos de tu alma,
conquistar tu atención.
Llenar mi mente de paisajes,
y forjar en mi memoria.
Cada palabra, gesto,
tatuado mi corazón está,

Aroma a café,
días de alegrías,
y confianzas urdidas.
Cadenciosas, vehementes,
palabras vértidas.

Sueños similes,
unen nuestro andar.
Pasiones y emociones
compartimos una vez más.




1 comentario:

Manel Aljama dijo...

Me has hecho evocar precisamente eso. En especial con
"Aroma a café,
días de alegrías,
y confianzas urdidas.
Cadenciosas, vehementes,
palabras vértidas."
me he acordado de unos lugares que no existen, de unas tazas de café bebidas hace ya tiempo, de una compañía que por fortuna aún está y que eso es lo importante. Pero cuando paso por el lugar y veo todo cambiado, me entra la añoranza.